Hace algo más de
una semana intimaron por carta documento al interventor en el Centro Gallego
para que, en el término de diez días, proclamase a la junta directiva electa en
el comicio celebrado el reciente 10 de septiembre. Esta
semana entregaron un volante en el hospital con el siguiente texto:
Preguntan por la coherencia, y no puedo decirles que
piden lo que no tienen, porque, realmente son incoherentes con coherencia. Su
coherencia está demostrada en el permanente engaño a los socios del Centro
Gallego, exhibida en el propio texto del panfleto, cuando me acusan de no
querer asumir, cuando positivamente saben que tal asunción no depende en
absoluto de mí. Siguen mintiendo en una invitación que están formulando con el
siguiente texto:
La coalición sólo
presentó candidatos a representantes de socios, esto quiere decir no quisieron
asumir ningún tipo de responsabilidad, ni siquiera desde los cargos que
estatutariamente le corresponden a la minoría. Ellos no quieren
responsabilidades, ante una eventual venta o gerenciamiento del hospital, no
les preocupa el panteón social, ni el teatro, ni la biblioteca, ni las
restantes propiedades del Centro Gallego. A ellos sólo le interesa estar en el
cuerpo de representantes, desde el que pueden obstaculizar cualquier acuerdo
que evite la quiebra de la institución.
Porque no tengo dudas
de que no es el pensamiento de la mayoría de sus representantes, deseo que
estos no se dejen influenciar por quienes coherentemente propician la quiebra
de nuestra institución y, paso a explicar tal coherencia:
En la última asamblea
realizada el pasado 8 de mayo, los representantes autorizaron al Interventor a
que convocase un concurso preventivo de acreedores, ésto, respetables representantes y asociados, en la situación
del Centro Gallego, equivale a pedir la quiebra del mismo, tal como
recientemente ocurriera con el Hospital Español. Coherentemente, previo a la
elección del 10 de septiembre, me ofrecieron todos los cargos de la junta
directiva para nuestra lista a cambio del reparto equitativo de representantes.
Esto les aseguraba el control total de la Asamblea. Mi rotunda negativa, motiva
que hoy sea el blanco de las críticas más infundadas y virulentas, no
deteniéndose ante la injuria ni la mentira, en un obsceno intento para
desprestigiarme, claramente expuesto en el siguiente panfleto de la coalición:
Los que rechazaron
implicarse en la conducción del Centro, hoy exigen que asumamos quienes
afrontamos el histórico reto de dirigir la entidad en el futuro. La coalición
lejos de aceptar el diálogo propuesto para encarar ese futuro, lo rechazó y
ahora cacarean pidiendo nuestra asunción.
Lógicamente, el diálogo
implicaría trabajar en común buscando la mejor salida para la desesperante
situación que soportamos los socios y el personal, teniendo, como siempre
tuvimos, el objetivo prioritario de evitar la quiebra y desaparición.
Lamentablemente la
coalición sigue siendo coherente. Que asuman o dejen de asumir las autoridades
electas, en nada positivo cambiaría la situación imperante, y quienes manipulan
la voluntad de algunos representantes y, creo que prácticamente todos sabemos
fehacientemente que, una junta directiva sin ningún tipo de recursos
económicos para revertir la situación, inexorablemente terminaría acorralada
por la inevitable quiebra.
Yo no soy tan iluso de
creer que por resentimiento hacia el interventor o hacia mí, estos
representantes cavarían la fosa del Centro Gallego ¡de ninguna manera!. Detrás
de esta persistente coherencia en buscar la quiebra hay intereses mucho más
poderosos que la mezquindad de hacer fracasar a un funcionario político, o desprestigiar a
quien osó armar una estructura política que finalmente cosechó el 67% de los
votos frente al escaso 32% de la coalición.
Nosotros seguiremos
trabajando por el mejor destino posible para nuestra institución, seguiremos
rechazando con uñas y dientes las maniobras que propicien la quiebra y
desaparición. Para ello, y entendiendo que el futuro de la entidad necesita de
la buena voluntad de todos, una vez más, nos ponemos a disposición de
socios y representantes para entablar diálogos constructivos cuando nos lo soliciten.
Se deja expuesto claramente que el único objetivo de estas agrupaciones es lograr la quiebra, provocando que los trabajadores queden en la calle sin trabajo y sin indemnización y los socios sin atención médica por la extinción de lo que es un orgullo de la Colectividad Gallega en Buenos Aires.
ResponderEliminarPor favor Ramón no cejes tu intento de poner en marcha al Centro Gallego de Buenos Aires