¿Cuántas veces me lo habrás dicho?
Y yo contestaba ¡vos me enseñaste a ser así y ahora me pedís que cambie!
Hoy nos dejó quien en sus documentos figura como Manuel Reinoso Sobral, y en la vida fue, mi hermano mayor, mi amigo, mi maestro, el ideal del dirigente al que siempre quise parecerme.
Cuando hacía mis primeros pininos en la dirigencia del Centro Galicia y, sintiéndome abatido por la presión y condena que, los mediocres de siempre, volcaran hacia mí, cambiaste mi vida.
Ante la lectura de una nota condenatoria por una supuesta actuación mía, desde tu atalaya de presidente de la comisión de deportes, de la que yo era vocal, dijiste: "Usted no agache la cerviz, porque las personas de bien nunca debemos agachar la cerviz ante la injusticia".
No exagero hermano, y por suerte te lo pude decir más de una vez, en ese momento cambió mi proceder como dirigente, tus palabras fueron la pátina que me inmunizó contra la mediocridad, contra las injurias y las miserias humanas que me puedan rondar.
El siguiente tiempo nos hizo amigos, hermanos. Con Esther compartimos grandes momentos, tanto en vuestra casa como en la nuestra, y lógicamente en el Centro Galicia.
Me distinguiste con la responsabilidad de acompañarte en las comisiones de deportes, primero, y luego en cultura. Jamás cambiaste, fuiste íntegro, honesto hasta el fundamentalismo, amaste al Centro Lucense, primero, y luego al Centro Galicia, tanto como a tu propia familia. Ojalá el futuro nos depare dirigentes como vos, mejores sé que no los puede haber.
Hoy se cumplió tu último deseo, aquel que nació cuando se fue "tu gran sostén". Hermano descansá en paz, "ella" también ansiaba el reencuentro.
Mariana y Martín, lucirán siempre el orgullo de ser hijos de Esther Cal y Manuel Reinoso.
Ah, la foto te la tomé en la casa de Pili, en tu amada Arcade. Chau hermano, algún día compartiremos una "Comisión Celestial".
A máis forte das apertas, irmán.
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