domingo, 16 de diciembre de 2018

SER O NO SER PRESIDENTE DEL CENTRO GALLEGO, ESA NO ES LA CUESTIÓN

   Esta semana fui entrevistado por el colega Leo Vellés, quien bajo el título "Ramón Suárez no asumirá el cargo de presidente del Centro Gallego de Buenos Aires hasta que no haya una oferta formal por la compra de la entidad", publicó un acertado artículo en el periódico España Exterior.
   Resalto lo del título, porque desde antes de realizarse las elecciones en el Centro Gallego el pasado 10 de septiembre, hubo personas más interesadas en hablar de mi postulación que en tratar la afligente situación del propio Centro. Absurdo total, yo me presenté para ocupar un cargo al que nadie, reitero, nadie se quiso postular, por lo que no se me podrá objetar jamás, haber impedido que otro realizase una mejor tarea.  Bregué para conformar una lista con personas ajenas a todas las conducciones anteriores de la mutual y, logrado el objetivo, fuimos recompensados con el masivo apoyo de los socios, reflejado en la contundente cosecha del 67% de los votos emitidos.
   A partir de ese momento, -recuerdo mi promesa de no aceptar el cargo si no recibía más del cincuenta por ciento de los votos emitidos-, comencé a actuar con la responsabilidad que me exige ser el Presidente electo de una entidad, cuya situación, previamente diagnostiqué, tiene como preocupante e inmediato futuro su desaparición por quiebra. Jamás modifiqué mi discurso inicial, el que se fundamentó en la premisa "Basta de dilaciones y  basta de intervenciones".
  Tuve encuentros con socios y con trabajadores. A ninguno prometí nunca, otra cosa que no fuese desear fervientemente la presentación de alguna propuesta que nos permita alejar el fantasma de la quiebra. No hay, ni jamás mencioné soluciones mágicas. Me indigna y lamenté siempre, más aún que la situación de los propios asociados, el mísero pago que, desde hace muchos meses, reciben los trabajadores del hospital. Mil pesos por semana es más degradante que la esclavitud, los esclavos eran bien mantenidos para que pudiesen producir, mil pesos por semana no permiten comer dignamente. El reciente 30 de noviembre publiqué lo siguiente: "YO PRESIDENTE ELECTO...del Centro Gallego de Buenos Aires, me comprometo a no asumir, hasta tanto -entre otras cosas- no se solucione la vejación a la que se viene sometiendo al personal. Aumentó mi permanente indignación, la disminución que esta semana se operó en la entrega semanal de dinero a cuenta de haberes. Los míseros mil pesos semanales, se redujeron esta semana a insignificantes y vergonzosos 600$ (seiscientos pesos)".
   Mientras algunas mentes afiebradas cuestionaron y lo siguen haciendo, la no asunción, yo pregunto ¿De que serviría que mis compañeros y yo asumamos nuestros cargos en la Junta Directiva?. Respuesta obvia, absolutamente de nada. Se preguntarán algunos ¿y para que se presentaron? . Respondo también  obviamente. Para procurar una rápida resolución, cuando de nosotros dependa aprobar una beneficiosa oferta para los socios y el personal del Centro Gallego.
Siempre fui consciente de las circunstancias que me rodeaban y rodearían como Presidente del Centro Gallego. En un escenario de poderosas trincheras, la mía es minúscula y muy vulnerable. En la trinchera de OSPAÑA, está la Xunta de Galicia y el estado español, en la trinchera de la intervención está el estado argentino y el sindicalismo, en la trinchera de un eventual inversor están los millones indispensables para rescatarnos de la inexorable quiebra. Mi trinchera es pequeña, no cobija poder ni valores económicos,  pero que nadie se confunda, los valores morales  jamás serán resignados ni negociados. 
   Como dice en el titular de España Exterior, no asumiré sin tener una propuesta sólida para lograr la solución que impida la quiebra. Mi papel ante un gerenciamiento o venta es meramente protocolar, quienes deben avalar con su voto esas alternativas son los representantes de socios, y yo no lo soy. Mi gran compromiso, posterior a una solución económica, pasará por encabezar la conducción de la mutual que deberá conservar el panteón social, el teatro y todo el patrimonio cultural, además de procurar un destino productivo para el hoy, Anexo Valentín Alsina.
   Esta semana las agrupaciones recibimos un informe verbal, dijeron, a manera de adelanto de la propuesta escrita que recibiremos dentro de las próximas 72 horas. Se trataría de una propuesta de gerenciamiento presentada por un grupo empresario argentino, tal ofrecimiento incluiría una solución inmediata para las penurias económicas de los trabajadores y la simultánea puesta a disposición, para la atención de nuestros consocios, de la red hospitalaria que ya posee tal inversor. Tratándose de una propuesta de gerenciamiento, ésta podría ser aceptada por el Interventor antes de que la apruebe la Asamblea de Representantes convocada para el 29 del corriente, Asamblea que incluso podría ser postergada.
   Ser o no ser Presidente del Centro Gallego, sólo será importante si antes logramos normalizar la situación salarial de los trabajadores y la atención sanitaria a perpetuidad de los asociados. Al fin y al cabo el único que quiso serlo fui yo. Que hoy no se le adjudique una importancia que, en su momento nadie le adjudicó. Las personas pasamos, las instituciones como el Centro Gallego de Buenos Aires debieran perpetuarse allende los tiempos.

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