El pasado martes 21 del corriente, la Comisón
Electoral del Centro Gallego citó a los apoderados de las dos listas
presentadas para participar en el comicio a celebrarse el próximo 10 de
septiembre. Por la lista de la Agrupación A Terra, concurrió su apoderado, Alberto
Ferrari, por la otra lista lo hicieron siete personas. Al dar lectura a un
pedido formulado por las agrupaciones Breogán; Celta; Galicia; Salud y Cultura;
y Unión Gallega, y la pertinente respuesta de nuestra Agrupación, alguien de
aquel sector le espetó al señor Ferrari que, habíamos incurrido en un exceso de
formalismo. Al tomar conocimiento del hecho, valoré muy favorablemente tal
imputación que, sin duda, una vez más dejó en claro las profundas diferencias
que nos separan.
Formalismo es,
según la definición de la Real Academia Española, la tendencia a seguir rigurosamente las normas
formales establecidas.
En este caso era imprescindible nuestro formalismo, para contraponernos ,
claramente, a la posición de informalidad de la otra lista que era la de no
respetar, ni sus propias presentaciones.
El 10 de agosto
a la hora 18, la Comisión Electoral había recibido la presentación de dos
listas para participar en la venidera elección. Una por la Agrupación A Terra y otra
por las agrupaciones, Breogán; Celta; Galicia; Salud y Cultura; y Unión Gallega.
Estas últimas suscribieron un acta ante escribana pública en la que manifestaron
su acuerdo para concurrir las cinco en una lista única. Transcurridos cuatro
días de tal presentación, remitieron un escrito a la citada Comisión,
solicitando el desglose de la lista única en cinco, todas con los mismos
candidatos. Notificada que fue nuestra Agrupación y, realizada la pertinente
consulta con algunos profesionales del derecho que la integran, respondimos
basándonos en el asesoramiento de los mismos, oponiéndonos a la solicitud
formulada. Lógicamente nos planteamos el posible porqué del pedido que, a
primera vista no tendría mucha lógica, no obstante la opinión mayoritaria
coincidió en que seguramente querían evitar que se vincule a la lista con la
Agrupación Breogán, de tan triste actuación en las elecciones del 2016. Desde
luego no es la mejor tarjeta de presentación integrar una lista en la que, por
imperio alfabético, figure encabezando la misma la Agrupación Breogán, pero,
señoras y señores, si ésta agrupación es presidida por la misma persona que lo
hacía en aquella ocasión y, hoy todos confluyen en una lista, notoriamente,
entre ustedes no se vislumbran las discrepancias que durante tanto tiempo
generaron epítetos tan duros como el de traición.
El domingo
anterior me referí a algunas cuestiones vinculadas al pasado de las
agrupaciones, hoy me voy a referir a una persona “independiente”, así se define ella, que resulta muy conocida
para nuestra masa societaria, me referiré a la doctora Aída Beatriz Díaz Vega,
señora a quien los socios rápidamente recordarán, por ser ella quien suele
llevar la voz cantante en las últimas asambleas realizadas en el Centro
Gallego.
Esta señora que
el pasado viernes me dijo que ella quiere más a la agrupación A Terra, que yo y
algún otro, suele tomar el micrófono en el Teatro Castelao y presentarse como
de la Agrupación A Terra. Según su manifestación, de la que no tengo por que
dudar, autorizada por las anteriores autoridades de la misma. Un poco menos
entendible es el episodio que me sucedió el pasado 16 de julio cuando, convocado por la
Comisión Electoral, concurrí a retirar la documentación que se entregaba a las agrupaciones para intervenir en las
elecciones. La documentación destinada a la Agrupación A Terra, había sido
retirada por la doctora Aída Díaz Vega. La explicación en este caso no me
resulta en absoluto verosímil y, explico por qué: Inquirida por mí, acerca de su intervención,
la actora respondió que efectuó tal retiro con el consentimiento del señor José
López Pin, anterior autoridad de la agrupación y, apoderado de nuestra lista
designado tras prestar consentimiento para ello, por nota entregada al interventor Martín
Moyano el día 2 de julio del corriente año. No obstante, al realizar el retiro
de nuestra documentación la doctora Díaz Vega, no hizo entrega de la misma, ni
al señor López Pin, quien por otra parte ya había desistido de ser apoderado de
la lista, ni a ninguna otra persona de la Agrupación A Terra. La señora
abogada, antigua adherente de nuestra Agrupación, como dije antes, sostiene que
tiene más amor por ella que yo mismo. Desconozco de qué medidor amoroso dispone
la doctora Díaz. Reconozco sí que, posiblemente por mi cortedad mental, no puedo avalar tan
temeraria afirmación. Desde hace más de quince años, ella no concurrió jamás a
una reunión de la Agrupación. Durante ese lapso, ella integró listas (dice que
en condición de independiente) que confrontaron con las que integraba la
Agrupación A Terra. Con el mayor respeto digo, extraño amor, el de doña Aída,
que la llevó a integrar la Junta Directiva que condujo al Centro Gallego a la
intervención judicial, ocupando ella al momento de producirse nada menos que el
cargo de Secretaria General. Seguramente, su condición de independiente le
impidió ejercer una férrea postura dentro de tal Junta Directiva, para intentar
impedir que al personal no se le abonasen los correspondientes salarios durante
los cinco meses previos a la intervención.
En otro orden,
deseo comentar que, el pasado viernes sucedió el siguiente episodio, lamentable
y deplorable:
En los últimos
días, dos personas de la lista de las cinco agrupaciones, remitieron, cada una
a su turno, sendas cartas documento, a la Comisión Electoral. Las cartas, con
la filiación de sus remitentes oculta, fueron publicadas en una red social, por
alguien que, cobardemente, se oculta tras un falso perfil. En ambos casos, pero
principalmente en el último, sólo tenían conocimiento de la existencia de las
mismas, quienes las enviaron y la Comisión Electoral. Lógicamente ésta última
no tenía ninguna intención de darlas a conocer.
Finalmente,
reconozco sin ruborizarme que, la persona que imputó a las actuales autoridades
de la Agrupación A Terra de exceso de formalismo, estuvo acertadísima y,
lógicamente, su opinión, se sustenta en
que, no nos parecemos en nada a quienes hoy son nuestros ocasionales
adversarios políticos.
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