El Centro Gallego de Buenos Aires es una Mutual
constituida por personas asociadas a la misma que, abonan una cuota económica
mensual, convirtiéndolas tal condición en únicas dueñas de un patrimonio que se
puede resumir en lo siguiente: Un hospital, un teatro, un estacionamiento, un
edificio en desuso, todos integrados en un gran predio en la ciudad de Buenos
Aires; una edificación denominada “anexo” en Valentín Alsina, provincia de
Buenos Aires; y un panteón en el cementerio del Oeste -Chacarita-, también en
la capital de la Argentina. Desde hace seis años, la entidad está intervenida
judicialmente por las autoridades argentinas, habiendo fracasado el proceso
electoral de hace dos años, en su intento de consolidar una junta de dirección,
que sólo constituyó el cuerpo de Representantes de Socios.
Para el próximo 10 de septiembre está convocado otro
proceso eleccionario, en el mismo participarán las seis agrupaciones políticas
reconocidas, es decir: A Terra; Breogán; Celta; Galicia; Salud y Cultura y;
Unión Gallega. En mi condición de presidente de la Agrupación A Terra informo
que, concurriremos a la elección con una única premisa, instrumentar y
concretar con la mayor rapidez posible, lo que los representantes de las seis
agrupaciones propusieran por nota, el pasado 18 de diciembre en la Asamblea de
Representantes realizada ese día: Aprobar la venta del edificio del hospital y
ceder la gestión sanitaria, al grupo Ribera Salud y la Fundación Favaloro,
creando para ello una comisión negociadora. Transcurridos más de 7 meses de tal
propuesta, y no habiéndose concretado los objetivos, preocupados por, la
deficiente atención que recibimos los socios y, la desesperante situación de
los trabajadores que, desde hace más de medio año solo reciben un pago de mil
pesos semanales (aprox. 30 euros), es que intentaremos ganar las elecciones con
el único compromiso de negociar las mejores condiciones de traspaso y poner
punto final a la injusta e incierta situación que vivimos los socios y el
personal.
Quiero aclarar
una vez más que los únicos dueños somos los socios, por ello somos los únicos
que podremos resolver nuestro futuro.
Hace siete meses, en una encuesta no vinculante, el
97% de los participantes dijimos si a la venta, las seis agrupaciones dijeron
si a la venta. No obstante, voces que, nunca se alzaron para condenar el
despojo realizado a la institución promovido por el gobierno español y la Xunta
de Galicia, tuvieron y tienen el tupé de opinar acerca de algo que sólo compete
a los socios. Un escritor argentino radicado en Galicia, -no lo puedo nombrar
porque me lo ha prohibido- tildó de cobardes a quienes aprobamos la venta del
hospital, reitero lo que oportunamente le respondí, “asumo mi cobardía, porque
en mi modesto entender, cobarde es aquel que tiene miedo y yo lo tengo, tengo
miedo por mí, por los 4200 socios que quedan, por el personal, al que se le
adeudan los salarios de cinco meses desde el año 2012 y una ingente deuda del
presente año, tengo mucho miedo, porque si no vendemos el emblemático edificio,
la quiebra y consecuente desaparición son inexorables, sí señor, soy un cobarde
que, no obstante, asumió un puesto de lucha convencido de que, con la venta del
edificio, el comprador deberá asumir el pago de todas las deudas con el
personal -y las otras- y primordialmente la atención sanitaria a perpetuidad de
quienes mensualmente abonamos nuestra cuota social.
Finalmente, el mensaje a la prensa de acá e acolá,
ya no sólo como socio del Centro Gallego sino como periodista, colega de uno
sólo de los medios, “A Navalla Galega”, programa radial emitido desde Cataluña,
único en solidarizarse conmigo luego de que el bueno de Román Rodríguez,
conselleiro de Cultura, Educación e Ordenación
Universitaria de la Xunta de Galicia, -no dudo que obedeciendo sugerencias
de superiores- no me aceptase una nota en la reciente feria del libro realizada
en la ciudad de Buenos Aires. Lo del para mi amigo Román, no fue excepcional,
antes lo habían hecho, el Presidente de OSPAÑA; el secretario da Emigración de
la Xunta de Galicia, Antonio Rodríguez Miranda; el embajador Francisco Javier
Sandomingo Núñez; el consejero de Empleo y Seguridad Social de la Embajada de
España en la Argentina José Luis Mira Lema y su par en la República Bolivariana
de Venezuela, Santiago Camba Bouzas, quien en una inexplicable postura sigue
ostentando un cargo en tal obra social, estando ello prohibido a las personas
que no residen en la Argentina, y el señor Camba hace más de un año y medio que
reside en la mencionada Venezuela.
Estimados escribas y parlantes, conociendo
sobradamente, vuestra ignorancia en la importancia del OSPAÑAGATE en la actual
situación del Centro Gallego de Buenos Aires, me permito reprocharos no haber
difundido nunca que el Centro Gallego de Buenos Aires fue oportunamente
desafectado del lugar que por derecho le correspondía en tal obra social, por
una reforma del estatuto de la misma peticionado por los gobiernos de España y
Galicia, reforma aprobada por el directorio que integra en calidad de
vicepresidente primero el señor delegado del gobierno gallego en el Río de la
Plata, don Alejandro López Dobarro. Tampoco, en abrumadora mayoría, os habéis
dado por enterados de la presentación que los diputados socialistas formularon
a la comisión de Administración General, Justicia e Interior y a la Comisión de
Sanidad, Política Social y Empleo, en el Parlamento Gallego, que el pasado
sábado 28 de julio publicó el diario ”Página 12” de la capital argentina, en la
página 18 de la sección “Sociedad”, inherente al OSPAÑAGATE.
Soy un cobarde socio del Centro Gallego, pero jamás
los vecinos tendrán que comprarme una capa que tape mis vergüenzas, como
asiduamente ocurre con muchos valientes involucrados en esta dramática trama.
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