martes, 23 de enero de 2018

IMBECILIDADES E INJERENCIAS INMORALES ACERCA DE LA VENTA, O NO, DEL CENTRO GALLEGO DE BUENOS AIRES - Editorial del programa Con Vós del 21-01-2018

En Buenos Aires a 16 de enero de 2018, nota enviada al Interventor en el Centro Gallego, hay otra similar, del Grupo Ribera  del 15 de enero
Se conocieron esta semana sendas notas enviadas al Centro Gallego de Buenos Aires, enviadas por el Grupo Ribera (15-01-18) y  por la Fundación Favaloro (16-01-18), las notas son muy similares y comparto con ustedes la lectura de la enviada por la fundación argentina: (lectura nota).
Ante la difusión pública de tales notas surgieron comentarios festivos y pedidos que rezan por la no venta del hospital y, aquí debo aclarar que todo el mundo tiene derecho a formularlos.
Al parecer, muy poca gente ve el emparentamiento que existe entre la desaparición del otrora glorioso Hospital Español y la actualidad del Centro Gallego, ambos de la ciudad de Buenos Aires. Las dos instituciones, fueron llevadas por pésimas dirigencias a situaciones terminales.
La sanidad mutual en la Argentina, debió cambiar radicalmente, a partir de la vigencia de la Ley 18610 de obras sociales del año 1970. Quienes supieron adaptarse a la nueva realidad, hoy son líderes en la asistencia privada. Los hospitales, Alemán, Británico, e Italiano, son claros ejemplos de ello. Por el contrario, quienes con malas dirigencias no supieron adecuarse a los nuevos tiempos fueron condenados a la desaparición, entre otros, los hospitales, Francés, Israelita,  Español y el Centro Gallego de Buenos Aires.
La semana anterior comenté editorialmente que, quienes siendo socios del Hospital Español se acercaban para recibir  atención con un turno otorgado con anterioridad, eran humillados con la frase, “el Hospital Español sólo atiende a personas que a través del PAMI tengan su cápita en el mismo”. Ello implica que los exsocios no tienen ni el  mínimo reconocimiento por sus años de aportantes y, que lejos de recibir algún indicio de protección de quienes la esperaban, se encuentran con la cruel indiferencia de los estados, argentino y español.
Como socio del Centro Gallego, vino a mi mente el refrán que dice: “Cuando las barbas de tu vecino veas cortar, pon las tuyas a remojar”.
El Centro Gallego, como sus pares en la mala gestión directiva, ya ha desaparecido. Conservamos, no obstante, la mayoría de los socios, la esperanza de una venta del edificio con cesión de la atención hospitalaria, que nos permita seguir contando con atención sanitaria prestada por una empresa de medicina prepaga. Esto es lo que aceptó la Asamblea de Representantes de socios realizada el pasado 18 de diciembre, con un dictamen final para conformar una comisión negociadora, para tal venta, que al día de hoy ya está constituida y por lo tanto debiera estar, y quizá así ocurra,  abocada a la tarea encomendada. Y que nadie me diga que estamos en época de vacaciones.
El rechazo a la operación de venta, manifestado en las notas del Grupo Ribera y la Fundación Favaloro, se genera por la no aprobación en la mencionada asamblea de los últimos balances de la entidad, el último de la gestión oficiada por la junta directiva y todos los de las intervenciones, lo que según el grupo inversor hace que no se pueda determinar la deuda. Aquí considero apremiante la intervención de la comisión negociadora,  la situación desesperante de los socios, no admite pausas ni dilaciones.
Y hago hincapié en los socios, porque, al día de hoy, somos los únicos y legítimos dueños de la institución, desamparados hace años de cualquier tutelaje que nos pudiesen haber brindado los gobiernos de Galicia y/o España, quienes, en una actitud totalmente hostil hacia la entidad, solicitaron, hace bastante tiempo, la desafectación de la misma de la obra social OSPAÑA, ahondando con ello las dificultades económicas que hace años la acompañan.
Por fin, aceptando que todas las personas tienen derecho a manifestarse, siempre en el marco del respeto, considero que, festejar las notas recibidas esta semana en el Centro Gallego u oponerse a la venta del mismo, sin proponer alguna salida alternativa y, tiempo tuvieron, es: en el caso de los socios una imbecilidad y en el de los no socios, una injerencia inmoral.



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