Teresa
Parodi nos
decía
cómo
la Jacinta insta a José para que se apure, que
ya viene el agua. Sin
embargo, esta vez no hubo aviso, para millones de personas de la
Ciudad de Buenos Aires y del conurbano, de la proximidad
del
agua. Claro,
esta vez no fue el agua del río, sino de la lluvia
que vino
a desnudar
carencias y miserias.
El
17 de octubre de 1950
el general Perón incluyó
como sexta verdad del
peronismo,
la de que
“para un peronista de
bien no
debe haber nada mejor que otro peronista”. El 1 de mayo de 1974,
ante
la Asamblea Legislativa, al inaugurar el 99 período de sesiones
ordinarias del Congreso, Perón cambió el texto de aquella sexta
verdad del peronismo por el siguiente:
"Para
un argentino, nada mejor que un argentino"
Sin
embargo 39 años después, la frase es sólo una expresión de buenos
deseos.
Cuando
recientemente la iglesia católica eligió
a un argentino para regir sus destinos, éste empezó a ser criticado
en su país de la forma más despiadada, llegando incluso el Director
de la Biblioteca Nacional, el intelectual Oscar
González, a decir que prefería a Ratzinger, el
Papa anterior de origen alemán. He hablado últimamente lo bastante
de nuestro Papa Francisco, por lo que no ahondaré en el tema.
Hoy
el tema es la tragedia que, con más de cincuenta muertos y millones
de afectados, enluta a la República Argentina. En la madrugada del
martes 2 de abril, una tormenta de agua, de intensidad inusitada, se
abatió sobre la ciudad de Buenos Aires
y algunos puntos del conurbano bonaerense. Las consecuencias fatales:
seis
muertos y daños materiales de tremenda magnitud. Por supuesto, la
prensa rápidamente desplegó la más amplia información sobre el
tema; comenzaron las entrevistas y con ellas las miserias más
deleznables de nuestra clase política, que tuvieron su punto más
vergonzoso cuando el pelotudo de Luís D´Elía
– y discúlpenme el uso de este vocablo,
pero, busqué y rebusqué una palabra para definirlo, y no encuentro
nada
más ajustado que llamarle pelotudo- escribió
un tuit diciendo:"Los medios hegemònicos
(CLARIN y sus secuaces) MAGNIFICAN y AGRANDAN la situación de La
Plata para proteger al niño @mauriciomacri". Cuando
el gobernador Daniel Scioli salió a revelar que había víctimas
fatales por el temporal de La Plata, el dirigente ultra K reconoció
su error y tuvo que pedir "perdón".
Efectivamente,
ese mismo 2 de abril, pero ahora por la tarde, el desastre se
extendió a la ciudad de La Plata y adyacencias, donde las víctimas
fatales llegan a 51.
Ante
tamaña
tragedia, prácticamente
inédita
en el país, era de imperiosa necesidad la inmediata concertación de
planes de ayuda que contasen
con la acción de
los distintos municipios afectados, del
gobierno de la ciudad de Buenos Aires, de
la gobernación de la provincia de Buenos Aires y del
gobierno nacional. Nada
de eso se produjo. Desde
el primer momento, las miserias morales de los políticos hicieron
que la médula de sus discursos pasase
por echarle las culpas al otro, quien a su vez retribuía con similar
planteo: “Que aquel no hizo las obras necesarias” y aquel
contestando “porque vos no permitiste que me den un crédito para
realizarlas”: Y
hasta discutiendo si había dos muertos más, o menos.
A
los millones de afectados, estos cruces y críticas le importaban en
ese momento, tanto como un debate acerca del sexo de los caracoles.
La gente quería embarcaciones y cualquier tipo de vehículos que los
rescatasen
de los lugares inundados, agua potable, alimentos, ropa seca,
aliento, contención.
Y
qué
se encontraban? política rastrera y miserable. De
aquella frase del general Perón de 1974 nada, absolutamente nada.
Felizmente,
el cuadro no sólo tiene víctimas y políticos, también tiene un
pueblo sensible y solidario, un pueblo que hizo que Juan
Carr -
uno de los tantos que trabaja eficaz y desinteresadamente por el
prójimo, ayer,
en la Catedral de
la ciudad de Buenos Aires,
donde la Red Solidaria y diferentes grupos de Scouts y
ONG, juntan
donaciones desde el jueves -
declarase lo siguiente: “Tenemos asegurado el alimento de un año
para 83 comedores comunitarios. El agua mineral cubre las necesidades
anuales de 140 hogares, 2.000 familias tienen frazadas y 600 familias
colchones”. “Vinimos con la intención de llenar un camión y
tuvimos esta respuesta
que tiene una velocidad inédita como
reacción a lo que pasó. Es mi catástrofe número 18 y nunca se
registró este crecimiento de la cantidad donada en dos días y
medio”.
La
fila de donantes superó durante todo el día de ayer las cuatro
cuadras, teniendo incluso en algún momento que solicitar que por
favor dejasen de concurrir.
No
todo está perdido, general.La gran mayoría del pueblo demostró
que, para un argentino, no hay nada mejor que otro argentino.
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