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domingo, 14 de junio de 2009

Elecciones europeas, triunfó el egoísmo

Tras las elecciones europeas del domingo anterior, la representación de la derecha creció en toda Europa. Votar a la derecha, no es ser egoísta, es una decisión tan válida como la de votar a cualquier otra opción. De hecho, Europa estuvo viviendo en los últimos años un período de gran bienestar y el mismo, sin duda, fue generado por gobiernos de distintos signos políticos.
¿Porqué digo entonces que triunfó el egoísmo? Porque el 57% de los ciudadanos europeos, habilitados para emitir el sufragio, no concurrieron a las urnas. Para mi un desentendimiento propio del egoísmo. Pero también Europa soporta desde hace aproximadamente un año una gran crisis económica que golpea a las economías de la región. Esta crisis, se desató a partir del libre juego de los mercados, siguiendo los más puros principios del capitalismo de derecha.
En los Estados Unidos de Norteamérica, esto fue castigado con el voto del pueblo y, la administración republicana causante del desastre económico fue cambiada por la demócrata que encabeza el señor Barack Obama. En Europa, por el contrario, la mayoría de los votantes del domingo 7 parece que no han tenido en cuenta el origen ideológico de sus penurias y confían en el mismo sistema que los condenó a ellas, como tabla de salvación.
El voto europeo fue absolutamente distinto de lo que sería en América del Sur, aquí, gobiernos progresistas como los de Tabaré Vazquez en Uruguay, Michelle Bachelet en Chile y Lula en Brasil, tienen cada vez más popularidad entre sus ciudadanos. Quizás, porque la crisis no se siente tanto como en Europa, pero además porque hay un muy serio y preocupante elemento, que hasta ahora no mencioné, que como europeo me avergüenza, y que es el siguiente: Iberoamérica es hoy mucho más solidaria que la Europa convertida mayoritariamente, en un reducto de egoístas insensibles y desagradecidos, que achacan la mayoría de sus males a los inmigrantes. Y como la derecha, con ejemplos tan deplorables como el señor Berlusconi en Italia, propone el cierre de fronteras y la expulsión de los inmigrantes. La turba enardecida, -es la figura que se me ocurre- confió sus votos a quienes ellos creen solucionará, mágicamente con esta política, todas sus penurias.
Finalizo reiterando que, para mí, es tan válido tener ideas de derecha como de cualquier otro signo, pero en esta ocasión, estoy absolutamente convencido de que mayoritariamente los europeos expusieron con absoluta claridad, su egoísmo y xenofobia.