domingo, 15 de abril de 2018

RAJOY PASÓ POR BUENOS AIRES TAN PLÁCIDO COMO POR SEVILLA -editorial del 15-IV-2018-


El reciente 8 de abril, el presidente Rajoy clausuraba en Sevilla la convención anual del Partido Popular, al día siguiente llegaba a Buenos Aires para encontrarse con el presidente Macri, con la colectividad española y con legisladores argentinos.
Sin pretender establecer ningún tipo de parecido salvo el de la exclusión, reseño que, a la convención en Sevilla no fue invitado nada menos que José María Aznar; al encuentro con la colectividad en la ciudad de Buenos Aires, no fui invitado yo, por ninguna de las cuatro posibles vías convocantes, es decir: Embajada de España, Club Español, Federación de Sociedades Españolas o C.R.E., ni tampoco tuve éxito a través de alguna gestión privada.

Sin el señor Aznar en el recinto, don Mariano Rajoy se aseguraba que, su paso por la convención gozaría de la mayor placidez. 
Que estuviese o no yo, en el encuentro con la colectividad en Buenos Aires, no cambiaba absolutamente nada de lo que ocurrió. Ante todo, no se me habría permitido acercarme a don Mariano y, por la educación familiar recibida, jamás provocaría un desmán público, como podría ser vociferar un reclamo, por lo que considero absolutamente injustificado el temor de quienes, prohijaron la, para mí, absurda prohibición.
Digo en el titular que, Rajoy pasó por Buenos Aires tan plácido como por Sevilla, y reitero que nada tuvo que ver en ello mi ausencia. La placidez se palpó en el distendido almuerzo público con el presidente Macri, donde el principal tema expuesto por el mandatario argentino fue el partido de fútbol jugado hace pocos días por las selecciones de ambos países que finalizara con el lapidario resultado de 6 a 1 favorable a ”la roja”. En el encuentro privado seguramente se plantearon temas económicos no urticantes y, el agendado asunto del Centro Gallego de Buenos Aires, finalmente no apareció en el temario. El encuentro y posterior almuerzo con parlamentarios argentinos también circuló por placenteros carriles.
 Me queda por analizar la reunión a la que considero debí concurrir, como periodista y, principalmente, como ciudadano español ampliamente vinculado a la colectividad desde hace muchos años, con múltiples presencias en este tipo de encuentros, a saber: con los Reyes, con el Príncipe en la propia Embajada, con los presidentes; José María Aznar, José Luis Rodríguez Zapatero, Fernando González Laxe, Manuel Fraga Iribarne, Emilio Pérez Touriño, Manuel María Chaves González, Esperanza Aguirre y Alberto Núñez Feijóo.
El encuentro que, considero, debió realizarse en un recinto mucho más amplio que el salón Imperial del Club Español, contó con la presencia del jefe de gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Horacio Rodríguez Larreta. La presencia del regidor porteño ameritaba, sin duda, el traslado del reclamo, hacia él y el mandatario hispano, que las autoridades del Deportivo Español vienen realizando públicamente por todos los medios a su alcance, incluyéndonos, consistente  en la anulación del posible desalojo de espacios que utiliza la institución para destinarlos a la expansión de los que ocupa la policía metropolitana. Recordemos que el uso de esos espacios, -pertenecientes en su origen al propio Deportivo Español- está avalado por un comodato entre la entidad y el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, que, sin embargo, dicen las fuentes de la institución, tendría un vacío legal del que se vale el Gobierno de la Ciudad para no renovar el vínculo que establecía un préstamo por diez años (se cumplieron) y una extensión de 10 más, que ahora rechaza la Ciudad amparándose en la “letra chica” del convenio-comodato, suscripto hace más de diez años. Nadie pidió por el Deportivo Español y las centenas de chicos que pueden ver truncadas sus prácticas deportivas, nadie pidió por los que fueran socios del Hospital Español, nadie pidió por los que aún somos socios del Centro Gallego, nadie pidió por el patrimonio cultural y edilicio del Centro Gallego, nadie honró las firmas depositadas, por más de cuatro mil personas, en el petitorio a la organización Change. En definitiva, nadie quiso incomodar la placidez imperante en la excursión porteña del presidente Rajoy, que se marchó de Buenos Aires convencido de que, como dijera un gran Presidente argentino –aunque no fuese cierto- , “la casa está en orden”.
Muxo



No hay comentarios:

Publicar un comentario