lunes, 20 de mayo de 2013

"QUIEN QUIERA OÍR QUE OIGA....." editorial de Con Vós del 19-5-2013

QUIEN QUIERA OÍR QUE OIGA Y AL QUE LE VAYA EL SAYO QUE SE LO PONGA

El Centro Gallego de Buenos Aires es poseedor de un riquísimo patrimonio cultural, ya sea a través de libros, cuadros, tallas, cerámicas, etc.. La tenencia de este patrimonio cultural no es fruto de la casualidad; es la herencia ganada por la perseverancia del trabajo en la defensa y promoción de la cultura gallega. Cuando en Galicia, Pucho Boedo y Andrés do Barro eran acosados y hasta detenidos por la “Benemérita” en las fiestas, por el “grave atentado” de cantar en gallego, el Centro Gallego de Buenos Aires era un gran faro de nuestra cultura hacia el mundo; lo era desde mucho antes - desde hace 106 años exactamente.
En esta casa se publicaban textos en gallego, cuando “na terra” estaba totalmente prohibido; se invitaba a grandes pensadores a expresar sus censuradas ideas en la península para compartirlas - en una especie de Día das Letras no existente en esas fechas - con la comunidad gallega de la Argentina.
En nuestro “fogar” se atendió con esmero hasta su último suspiro a notables gallegos, aun sin ser socios de la institución; el más emblemático, el mismísimo Castelao. Cobijándolos luego en el gran panteón que orgullosamente construimos sobre “terra das catro provincias”.
Los tiempos mutaron; la luz en Galicia se contrapuso con la oscuridad. En nuestro “curruncho porteño”, la lenta pero inexorable decadencia nos llevó hasta la actual intervención judicial.
Culpables? dos fundamentales: las agrupaciones políticas que rigieron los destinos de la entidad y también, en los últimos años, a través de la Fundación Galicia Saúde, los gobiernos gallegos que irresponsablemente invirtieron mucho dinero de nuestros paisanos sin el adecuado control para saber cómo y en qué se gastaba.
Producida la intervención, inmediatamente se alzaron voces - siempre se alzan voces- criticando, alabando y hasta reclamando. Hubo quienes airadamente reclamaron por el patrimonio cultural, quienes pidieron y aún piden que se escinda al Instituto Argentino de Cultura Gallega y su patrimonio, del ámbito sanitario-asistencial.
El viernes, se celebró el “Día Das Letras Galegas”. A riesgo de cometer alguna injusticia por desconocimiento, diré que los actos organizados por nuestra comunidad fueron escasos. O Terzo da Fala concurrió a colocar una ofrenda ante el monumento a Rosalía en El Rosedal de Palermo; el Colegio Santiago Apóstol - como no podría ser de otra manera - organizó su acto escolar conmemorativo; a Sociedade de Arantei, Vilamarín e A Peroxa, festeja hoy con un asado criollo, y el Centro Gallego, a través de su Instituto Argentino de Cultura Gallega, organizó el acto que yo defino como central en este año del sesquicentenario de la publicación de "Cantares Gallegos", cincuentenario de la instauración de esta celebración y homenaje a un grande del teatro gallego: Roberto Vidal Bolaño. La conmemoración comenzó con una disertación del catedrático, recientemente designado Secretario de la Real Academia Gallega de la Lengua, Enrique Monteagudo; prosiguió con palabras alusivas en castellano - personal y modestamente creo que en tal ocasión se debe emplear la lengua gallega -, de Alberto Portas; un recitado de Maisa Ouzande precedió a Graciela  Pereira, que presentó un audiovisual enlazado con canciones en vivo, emotivo y de gran calidad, cerrando la celebración con  interpretaciones  del Coro Centro Gallego y gran parte de los asistentes que los acompañamos “na Rianxeira”.
Curiosamente, o no tanto, hubo una asistencia de público importante, pero la asistencia de quienes se consideran en muchos casos representantes de la colectividad, por el mero hecho de integrar alguna comisión en una entidad gallega, fue más bien escasa. Justificaciones, seguramente todas, yo las acepto, pero públicamente digo: el Centro Gallego es de los socios; los socios queremos a todo el centro, no aceptamos cercenamientos. Si los precursores concibieron la prevención y el cuidado de la salud concatenados con la cultura, así será hasta el fin, que ojalá nunca llegue.
Hoy el centro está intervenido judicialmente; hay una presencia activa del estado argentino que, a través del INAES, provee recursos técnicos, físicos y económicos. No soy vidente, no preveo el futuro, pero ansío fervorosamente, que la tarea de la intervención sea exitosa y nos devuelva, a los socios, una entidad saneada y con fortaleza económica de cara al futuro. Y que entonces, sólo entonces, retomemos la conducción y asentemos definitivamente el buen nombre de los gallegos en la “Esquina Porteña de la Galleguidad Universal”.


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